CRUCITA GUTIÉRREZ SEGOVIA: MIS AMIGOS ILUSTRADORES

JAIME CORTÉS DE LOS RÍOS

Bogotá - Colombia 1965

"Pintando con el alma lo que le dicta su corazón" (1)

JAIME CORTÉS DE LOS RÍOS

"Aunque no lo recuerdo, comencé pintando en las paredes. Decían mis padres que yo dibujaba en las paredes del lugar en el que vivíamos y luego recibía reprimendas de ellos. Para cambiar esa situación me regalaban lápices y blocks de papel que extrañamente no usaba. Con el tiempo entendieron por qué. Había seguido dibujando en las paredes, solo que lo hacía por detrás de los muebles de la sala para evitar ser descubierto. Mi afición por el dibujo pasó por las últimas páginas de los cuadernos y las esquinas de los libros durante la época escolar, con algunas sobredosis durante las vacaciones. Como muchos otros, al terminar el bachillerato era el único que le apostaba al arte como forma de vida y mi apuesta no ganó. Sucumbí a la presión social de estudiar algo con lo que "no me fuera a morir de hambre". (2)

JAIME CORTÉS DE LOS RÍOS

“Pasé por la facultad de medicina durante tres semestres para comprobar, por aburrimiento y desolación, que lo mío tenía todo que ver con dibujar. Entonces, recuperé parcialmente la senda y estudié cursos de caricatura, dibujo artístico y la carrera completa de Diseño Gráfico, minutos antes de que los computadores invadieran la academia. Comencé mi época laboral como empleado de una empresa en la que aprendí sobre computadores, pero me independicé antes de un año y monté mi propia oficina de diseño unipersonal. Trabajé en todo tipo de proyectos con diferentes clientes, donde la ilustración era el elemento predominante. Participé en concursos nacionales e internacionales en los que recibí medallas y premios como diagramador, caricaturista y diseñador e ilustrador de cuentos para niños y jóvenes.” (3)

JAIME CORTÉS DE LOS RÍOS

“Durante mis primeros diez o quince años como diseñador aprendí a conciliar con los clientes el resultado de mis trabajos, pero a medida que mi ego se cristalizaba era cada vez más difícil lograrlo, hasta que mi carrera tuvo un punto de quiebre, un "tocar fondo" que no permitía que fuera sostenible seguir trabajando como diseñador de las ideas de los demás. Entonces me retiré de todo durante casi cinco años y exploré el área de la pintura al óleo realizando una exposición individual en la Casa de la Cultura del pueblo a donde me había alejado. Tras esa experiencia entendí que el impulso original del niño que pintaba paredes, aunque lo regañaran, era la senda a la que quería volver y por eso es que, ahora, no soy un dibujante de las ideas de nadie, ahora soy el artista que pinta con el alma lo que le dicta su corazón cuando la mente está en silencio. Este es mi curriculum." (4)